Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

domingo, 21 de enero de 2018

Las sábanas durmientes

En 2007 esperaba mi tercer duende. Era muy al principio de mi embarazo y no sabía si sería niño o niña y a verdad tampoco me importaba, sería Juan o Carolina.
Me fui de viaje a Vietman y allí encontré cosas maravillosas de textil para bebés. Como ya os conté en esta entrada. Y allí compre este juego de sábanas.
Mi hermano se casó tres años después que yo. siempre hablaban de tener niños pero esos niños nunca llegaron. Tanto él como mi cuñada son muy reservados, así que poco a poco dejaron de hablar del tema y todos asumimos que no serían padres.
Pero la vida da mil vueltas y esta Navidad, entre los regalos que nos dejó Papá Noel estaba un sobre rosa con una foto de una ecografía. Creo que es el mejor regalo que me han hecho en la vida. Me volví loca de alegría, a estas alturas ya no lo esperaba, pero sí, ¡voy a ser tía!.
Cuando compré aquellas sábanas en Vietman y de eso va a hacer 11 años, el, o la destinataria estaban claros, pero las guardé y esperé y esperé y asumí que iban a quedar para siempre guardadas.
Ahora sé que no, que finalmente tendrán a alguien pequeño a quien arropar, con todo mi cariño.

viernes, 5 de enero de 2018

"Brindo contigo. ¡Salud!" (Los Rodriguez)

Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo, Felices Reyes, Feliz..., feliz Salud para todos.
Nunca me había pasado, desde hace casi diez años que ando por aquí, jamás se había pasado un mes en blanco, nunca.
Y lo siento, de verdad lo siento. Porque esto me gusta, me ayuda y me anima, pero el día a día me come.
Noviembre terminó asumiendo una nueva derrota y poniendo un parche. Vuelvo a la medicación para poder tirar. No me hace feliz pero esta vez ya no vi otra solución. Cambié de loquiatra y me dejé llevar, soy obediente y me tomo lo que toca cuando toca. Desde la vuelta del verano había estado tirando de Lexatin y Orfidal sin orden ni concierto y, por tonta que sea me doy cuenta de que eso no está bien.
Pues ea, que ya está todo en orden. Lo cierto es que me encuentro mejor, eso ya es mucho.
Organicé la escapada del puente de diciembre a última hora y lo pagué carísimo, en el sentido más literal del término. Yo quería ir a Sevilla y Córdoba. Con Sevilla estuvieron todos de acuerdo, con Córdoba no, prefirieron Mérida, la verdad es que el cambio no me importó.
En Sevilla conseguí un apartamento turístico estupendo muy céntrico y eso nos permitía ir andando a todos lados, a la catedral, a los alcázares, a la Torre del Oro, a pasear por el río..., lo pasamos genial aunque la verdad es que había demasiada gente por todos lados.
A mi Mérida me chifla, he estado muchas veces pero siempre me fascina. Caminamos sin parar, mi pobre Garbanzo ya, a última hora decía que no quería ver una piedra más. No encontré alojamiento en el centro, y el hotel estaba en las afueras, pero era muy cómodo.
Nos fuimos el miércoles 6 y volvimos el domingo 10.
Ya el mismo día 6 noté que me picaba mucho el cuello por el lado derecho, pero no le di importancia. Empezaron a salirme granos e iba subiendo hacia la cara, cada día un poco más arriba. El domingo según llegamos a casa me fui de cabeza al hospital. Hérpes Zóster.
La primera vez en mi vida, me mandaron un antivial y algo para secar las heridas. La vuelta al trabajo fue dura, además de lo incómodo que es para mi estar de cara al público con la cara destrozada y sin poder taparlo con maquillaje para que no se infectara.
Fueron dos semanas de tirar como pude sin pensar demasiado, tengo que decir que las pastillas para eso ayudan.
La semana de Navidad la tuve de vacaciones. No paré. Entre cocina, compras y los entrenamientos de basket de mis hijos que no han parado ni un solo día he estado servida.
Las cenas de relumbrón fueron en casa.
En Nochebuena sólo con los santos padres (los míos) y en Noche Vieja también con la otra abuela de mis hijos.
El día 31 por la tarde ya empecé a notar un rebrote del hérpes que esta vez subía para mi ojo derecho.
El día 2 me fui al médico de cabecera y, como era de suponer me mandó a urgencias. El hospital parecía Kosovo, qué desastre, qué descontrol, que cantidad de gente. Horrible.
Sólo me costó dos horas y tres cuartos que me mirara un oftalmólogo y me dijera que no tenía el nervio óptico ni el ojo por dentro afectado, pero que había que evitar una sobre infección de las pústulas y me mandó una crema antibiótica. Para rematarlo me costipé, así que entre las pupas en a cara, el moqueo y el "ojo pipa" esta semana he despertado un terrible interés y lástima en el trabajo.
También parece que va pasando.
Y llegamos a hoy. El día de mi merienda de roscón, con mi mesa preciosa, la chocolatera de aluminio de mi abuela, los roscones, el cava y la gente disfrutando.
Mañana quedan los Reyes, que digo yo que algo traerán y el cumpleaños de mi madre.
Un año más, un año menos.
Gracias por venir...





Osobuco

Este año quise cambiar mi cena tradicional de Nochebuena.
Quería cambiarla porque al final la pularda, que me encanta, es demasiado grande para los siete que cenamos en Nochebuena en casa.
Mi hijos querían pizza, mi contrario sólo aperitivos, los santos padres (los míos) son de buen comer y conformar y les daba igual y yo quería algo diferente sin perder la tradición.
Al final casi todos (menos los que pedían pizza) quedaron contentos, hubo muchos aperitivos de toda clase, de primero la tradicional lombarda con pasas y piñones y de postre mi compota de Navidad. Lo que fue diferente fue el segundo: osobuco.
Nunca lo había hecho y fue una idea de última hora. Fui a comprarlo y, aunque lo hubiera querido en trozos más pequeños lo que encontré fue una pieza estupenda de dos kilos y medio cortada algo más gruesa de lo que hubiera querido.
El día 23 me puse manos a la obra, en las dos o tres recetas que había encontrado recomendaban hacerlo de un día para otro.
Ahí va mi receta:
Ingredientes:
  • una pieza de osobuco cortada en rodajas con el hueso en el centro
  • un poco de harina para enharinar la carne y sellarla al freír
  • un par de cebollas grandes
  • cuatro zanahorias grandes
  • un diente de ajo
  • una hoja de laurel
  • un vaso de vino blanco
  • caldo de carne (yo lo compré de brick)
  • aceite y sal
Preparación:




Se sala la carne y se pasa por harina. En la olla rápida, que es donde luego se cocina de pone aceite y cuando esté bien caliente se van poniendo de una en una las rodajas de osobuco selladas para dorarlas por todos lados.
Se sacan y se reservan.
En el mismo aceite se ponen las cebollas cortadas en laminas y las zanahorias, también en trozos pequeños y el diente de ajo y la hoja de laurel. A fuego lento se va haciendo y cuando la cebolla esté transparente se echa el vino blanco y se deja evaporar el alcohol.
después se acomodan encima de la verdura las rodajas de osobuco y se añade el caldo de carne hasta casi cubrir. Se cierra la tapa de la olla rápida y, desde que sube el tapón se deja entre 25 y 30 minutos (yo lo dejé más y se me deshizo).
Al abrir la olla hay dos opciones, servirlo tal cual, retirando el caldo sobrante o sacar la carne, retirar un poco del caldo y pasar la verdura por la batidora, eso fue lo que yo hice.
 

Me parece que quedó riquísimo, es una receta que seguro que repetiré.
Siento no tener foto del emplatado.
Por cierto, el "Feliz Año Nuevo os lo desearé en la próxima entrada.