Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

miércoles, 20 de enero de 2016

Turrón y compota

Empezamos las vacaciones escolares con la doble actuación de mi Hada y mi Garbanzo en la función de Navidad del colegio. Me encanta esa representación, ya os he comentado en otras ocasiones que no conozco ningún otro colegio que cuide tanto esas cosas como el de mis duendes.
La primera semana ellos estaban en casa pero yo trabajaba, así que hacían de su capa un sayo por la mañana que yo no estaba... y por la tarde que ya estaba yo, también.
Fue una semana muy tranquila, decidimos que para cenar en Nochebuena haríamos algo fácil, filete de ternera empanado con patatas para ellos y el redondo del que os puse la receta para los mayores. No hicimos primer plato, con los entremeses, marisco, patés y quesos había más que suficiente. El postre, como siempre, la compota de Navidad que tanto me gusta.
Fuimos sólo siete, los cinco de casa y los santos padres, los míos.
El día de Navidad nos levantamos temprano, por si Papá Noel había pasado por casa, y sí, pasó, sobre todo cargado con regalos para los más pequeños. Fuimos a comer a casa de la otra abuela de mis hijos, con el resto de la familia.
Fin de año de nuevo lo celebramos en casa, contamos con la presencia, como siempre, de la otra abuela de los duendes, en fin de año el resto de la familia política tiene sus planes...
Éramos ocho, los siete de Nochebuena y ella, que la verdad es que es la mar de animada, se encarga del cotillón para todos, este año compró unos sombreros Borsalino con luces que eran chulísimos.
El menú sí que fue todo un caos. Los duendes, dos de ellos, querían patatas guisadas viudas, como el año pasado, el tercero en discordia se juntó con mi contrario y pidieron huevos fritos con patatas y chorizo, sin comentarios. Como eso no era comida de fiesta ni cosa que se le pareciera intenté arreglarlo haciendo algo "típico", lombarda con pasas y piñones. También pusimos entremeses, marisco, patés y una tabla de quesos estupenda. Tampoco faltó mi guacamole.
De los postres me encargué por la mañana, otra vez hice troncos de navidad, tres para ser exactos, uno de mermelada de frambuesa que le gusta a mi Hada, otro de mermelada de naranja amarga que es el que me gusta a mí y e tercero de Nocilla, los dos primeros cubiertos de chocolate, y el tercero de azúcar glasé, de la decoración se encargó mi Hada.
Fue una noche tranquila, una cena muy agradable y las uvas nos las comimos en tiempo y forma y sin atragantarnos.
Yo, como siempre con mis chorradas, me había encargado de comprar la ropa interior roja para todos. Mis braguitas eran de Victoria Secrets, no os lo digo más que para que veáis que la compré con bastante antelación en NY.
El día de Año Nuevo comimos en casa de la otra abuela de mis hijos, sólo parte de la familia, los hay que tenían que recuperarse de la noche anterior.
Como veis


, mis Navidades no pueden ser más familiares y tranquilas, así me gustan, no echo nada en falta, si además hacemos la merienda del roncón no puedo pedir nada más, y que así sea por muchos años.

sábado, 16 de enero de 2016

Roscón de Reyes 2016

No puede faltar.
Mi merienda de Roscón de Reyes es cita obligada en Navidad, obligada y deseada, por mí y por todos.
Siempre es mucho más lio hacerlo entre semana así que de nuevo la planifiqué para el domingo anterior día 3, menos mal, porque con lo mal que me encontraba el 5 no se si hubiera podido hacerla.
El aforo invitado fue el de siempre, es curioso como en mi vida, mis relaciones más cercanas llevan más de 30 años sin cambiar, bueno salvo por mi contrario y sus adláteres que son sólo 24...
Hice un grupo de Whatsup que me pareció lo más fácil, eso sí, al santo padre, al mío, le vuelve loco eso de que le lleguen mensajes a todas horas y no saber de quien.
Los invitados, pues eso, los cinco de casa, los tres abuelos, los hermanos de mi contrario y el mío, mi cuñada y mi amiga María, su costillo y sus piratas, 16, sólo faltó uno, que se descolgó a última hora con otro plan (peor para él).
Como siempre hago, los roscones eran de El Corte Inglés, y este año, por primera vez, fue mi contrario a por ellos, dejó a mi Sol el día 2 en un entrenamiento de baloncesto y aprovechó. Según los veis en la foto el más cercano a vosotros era relleno de crema, el segundo de nata, el tercero sin relleno y el cuarto de trufa. Aún había otro más relleno de trufa en la nevera.
Si os fijáis veréis los botes de Paladín. A mí no me gusta especialmente, pero a mis hijos el chocolate de verdad les gusta menos, así que saqué la tetera de mi Pepa a lucirse con el chocolate y calenté leche para los que preferían Paladín.
Un éxito rotundo, este año hasta hicimos un selfie con un palo de esos que le trajo Papá Noel a mi Hada, salimos todos fatal pero se nos ve divertidos que es lo que importa.
Comimos roscón hasta que nos salía por las orejas, si me preguntáis por mi favorito os diré que es el de crema, pero no hago ascos a ninguno, así me va a mí...
Como fin de fiesta había comprado un cava rosado, yo soy así de cursi. Tiré de copas desechables, entre otras cosas porque no tengo 16 copas iguales y por otro lado, con el follón de mesa, lo más fácil es que alguna se caiga y se rompa, así que me lo ahorro.
¿Podéis ver el mantel?, el de base es rojo, sin nada, y encima, cruzado, puse uno de Papá Noel. Me gusta hacerlo así, los manteles pequeños que solos apenas utilizo me dan mucho juego.
Tampoco tengo vajilla igual para todos, al menos en lo que a tazas se refiere, platos sí. Nueve tenían tazas de La Cartuja y seis de Bidasoa blancas, aún me faltaba una. El año que viene no me pasará, he aprovechado las rebajas para comprar tres más.
Pues eso, que hasta aquí mi resumen de la edición del Roscón de Reyes del 2016, empiezo la cuenta atrás para la de 2017.
Por cierto, parece que estoy un poquito mejor, muchas gracias a todos.

sábado, 9 de enero de 2016

Un mal comienzo de año

Se me tuercen las cosas, se me tuercen las ilusiones, se me tuerce el día a día y se me acaba la energía.
Os dejé caer por alguno de mis comentarios que confiaba en que este año 2016 fuera el del cambio.
Desde el verano fui madurando la idea de dejar mi trabajo actual y empezar en una nueva actividad. No es fácil, parto de la base de que me costará mucho arrancar, siempre con la esperanza de que finalmente funcione.
Necesito tener una cierta seguridad, saber que, si por la razón que sea mi proyecto no funciona, puedo volver, con las orejas gachas a mi puesto actual, eso se consigue con una excedencia.
Hice estudios de mercado, entrevistas de trabajo, fui a cursos para emprendedores, elaboré mi proyecto de emprendimiento y pensé que el mejor momento para empezar era Enero.
Pedí la excedencia en mi empresa el 1 de Diciembre.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando me dijeron que me olvidara del tema, por lo menos por ahora, que sí, que me puedo ir si me da la gana, me preparan la cuenta, firmo y hasta luego, pero que para la excedencia "no es buen momento", hay que buscar quien me sustituya y parece ser que es "dificilisísimo", así que nada, que me espere, que a lo mejor a finales de Enero hay alguien para mi puesto, o si no en Febrero, o en Marzo...
Vamos, que puede ir para largo, o no, es la indefinición máxima.
El jarro de agua fría fue impresionante, no conozco a nadie al que hayan dicho que no a una  excedencia, los sindicatos me comentan que son casos muy aislados pero que los hay.
El mes de Diciembre en esas condiciones ya fue malo, pero bueno, el 25 empecé mis vacaciones e intenté recuperarme un poco.
Mi espíritu navideño brilló por su ausencia, aunque dedicaré una entrada como se merece, por lo menos a la merienda del Roscón. La hice en casa el domingo día 3, justo antes de incorporarme el lunes 4 a mi puesto de trabajo.
El día 1, sin ton ni son, empecé con una rinitis, tipo alérgica, enorme, se quedó en mocos y nada más, pero el mismo domingo 3, por la noche, a la 1 de la mañana mi Hada empezó con un dolor muy fuerte en un costado y me la llevé a urgencias.

Parece ser que tiene un desgarro muscular, por algún golpe o movimiento brusco, pero esa salida nocturna debió activar algo malo en mí, el lunes 4 no podía parar de toser, al salir del trabajo me fui al médico. No se veía nada, pero sí se oía mucho ruido al respirar, antibiótico y Algidol para la tos.
El martes 5 tuve que irme del trabajo, directamente al hospital porque no podía dejar de toser de ninguna manera, me hicieron una placa, no tengo neumonía, sólo bronquitis o infección de vías respiratorias. Pasé una noche toledana, bueno, como las 2 anteriores...
El día 6 es el cumple de mi mami, y como siempre fuimos a comer a su casa.
Al llegar me encuentro al santo padre, el mío, hecho una piltrafa, blanco, helado, sin poder moverse del dolor en el bajo vientre... Comemos y me lo llevo al hospital, desde las 4 hasta las 7 en urgencias, diagnóstico, infección urinaria. Vale.
El jueves 7 vuelvo al curro. Mi Sol tenía entrenamiento de baloncesto, lleva todas las vacaciones entrenando, dos veces por semana, con el consiguiente trajín de llévale y vete a buscarle...
Pues ayer, justo al empezar cayó mal y se hizo daño, no es un esguince, que hubiera sido lo más fácil, no, es una epifisiolisis de grado I-II en la  tibia, como un astillamiento del cartílago de crecimiento. Al menos no parece que haya que operar, pero le han inmovilizado la pierna por un mínimo de 3 semanas, y lo peor es que por sus antecedentes le mandan heparina inyectable...
Me muero del miedo, yo que antes de darle un paracetamol hago de todo, pues nada, a pincharle en la tripa, no habrá tenido ya el pobre suficientes pinchazos en la vida, pues no, toma otros pocos.
Estoy hundida, sólo quiero llorar y desaparecer, he vuelto al psiquiatra, que me de todas las pastillas que sean necesarias para no pensar, no quiero pensar, no quiero ser consciente de que en mi vida todo es nadar contra corriente, me siento como si cada día tuviera que subir el Everest y estoy muy cansada, mucho.