Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Terminar el año

No quiero que esto sea un resumen de mi año ni un balance de lo que ha sido el mismo, aunque supongo que terminará siéndolo.
Sólo tengo una cosa fantástica que decir del mismo, que a mi Sol le dieron el alta en oncología pediátrica, ya sólo por eso lo recordaré con cariño. Bueno, hay más cosas, mis padres siguen vivos, mi hermano también y mis hijos y mi marido aparentemente sanos.
Por lo demás no hay mucho más que decir, que para mi ha sido un año de mierda que empecé mal y termino peor, de todo, paso de entrar en detalles.

No se si 2017 será mejor, al menos es impar, pero he aprendido a fuerza de tortas que cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor, así que sortearé las curvas segun vayan viviendo y me concentraré en sobrevivir, que tal y como me encuentro me parece hasta una heroicidad.
No me hagáis caso.

Ahora no tengo tiempo que perder, tengo que empezar con los preparativos de la cena de nochevieja, una ves superada, con éxito, la de nochebuena.
El fin de año va a ser más latoso, mis hijos piden patatas a la importancia para cenar. Es un plato que la otra abuela de mis hijos hace a menudo y a ellos les encanta, yo no lo he hecho nunca, así que en cuanto cierre esta entrada empezaré a buscar una receta, aunque ya se que es más laborioso que difícil.
También he encontrado una variante para mi tronco de navidad, este año, al menos uno de ellos, intentaré que sea de color rojo, ya os contaré qué tal sale.
Esta semana no trabajo, tampoco estoy haciendo nada extraordinario, mi Sol tiene entrenamientos de basket diarios y eso nos condiciona mucho, además, mi contrario trabaja y mis otros duendes son muy caseros, así que me limito a vegetar en el sofá.
El día 2 volveré al campo de batalla, el último día antes de las vacaciones tuve que tirar de ansiolíticos para poder soportarlo, inagino que la vuelta será parecida.
En fin, que gracias por estar por ahí y que os traigan muchas cosas los Reyes.

PD: al fin pude estrenar mi precioso mantel navideño comprado al final de las rebajas de febrero...

jueves, 22 de diciembre de 2016

Nuestra lotería

Bueno, ha pasado otro año y ya tocaba. Uf, doce meses sin una analítica...
Empezamos con la revisión anual de mi Sol justo al volver del puente, con el cardiólogo. Ecocardiograma y eléctro, todo en orden, el niño sin parar de hacer deporte y creciendo, muy deprisa.
Hoy tocaba visita a oncología pediátrica.
A pesar de que la doctora Marta nos dio el alta en enero, acordamos con ella, que, ya que le parecía oportuno seguir revisando anualmente, estaría encantada de seguirle ella. Esta vez ha sido un poco más lio.
Resulta que ella y San Luis Madero, han cambiado de hospital, han dejado nuestro comodísimo San Rafael y se han ido a uno mucho más grande.
Como, si todo va bien, la revisión será una vez al año, la verdad es que yo me quedo mucho más tranquila si ella lo sigue.
En realidad todo funciona parecido, le pichan en el hospital de día y luego nos ve la doctora, ¡si además le pincha una de las enfermeras que estaba en San Rafael y que se ha ido con la doctora, qué más podemos pedir!.
Hemos llegado a las 9. La analítica incluía otras pruebas de nefrología y endocrino. Confio en que si salen bien, ya no tengamos que repetirlas el año que viene. Lo dicho, analítica, desayuno, partida de la WII en el hospital de día, consulta y a casa.
La analítica básica ha salido rápido, está toda estupenda, ... excepto el colesterol. Es mi culpa, a él no le gusta ni la fruta ni la verdura y yo no le obligo, cuando enfermó comía fruta y verura a diario y para lo que sirvió..., pero me lo tengo que proponer de nuevo, se que es bueno.
Las paquetas genial, los neutrófilos estupendos, los linfocitos bajo control y qué decir de la hemoglobina..., tiene un color tan precioso.
Nos ha tocado la lotería, no quiero otra más que esa, que mi hijo siga con sus controles rutinarios y que se siga aburrinedo (sólo un poco) una vez al año.
Te quiero mi Sol.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Huyendo a León

Al fin pasó el puente de diciembre. Me enferma, me hace tamblar, mi cabeza vuelve una y otra vez a 2008 y no para.
No puedo pasarlo en Madrid, desde aquel año, que nos quedamos en casa, intento escapar, a donde sea, lejos, este año, como lo pensé y organicé con poco tiempo, la escapada fue breve y relativamente cerca, a León.
Tengo que deciros que el destino lo elegí yo, sin consultar con nadie. Tenía muchas ganas de volver a ver la catedral, esta vez sin los andamios de la visita anterior.
El alojamiento para los cinco nunca es fácil, y menos con el tiempo justo. Quería un hotel en el centro peatonal, para poder ir andando a todos lados. Eso excluía el Parador de San Marcos, que es maravilloso, carísimo y que está a más de 2 km de la catedral.
El centro estuvo complicado. Al final encontré la Hospedería Monástica Pax, que está como a 500 metros de la plaza mayor. Tiene sólo 20 habitaciones, enormes y comodísimas, eso sí, ninguna comunicada con la contigua, así que hicimos habitación de chicas y habitación de chicos.
Salimos el jueves 8, sin prisa y llegamos a la hora de comer. Dejamos las maletas en el hotel y nos fuimos a picar algo. Mucha cecina, buen embutido, alubias y vino, todo "ligerito".
Yo estaba como loca por coger una visita guiada a la catedral, la conseguimos para las 4 de la tarde, fue estupenda. Hay pocas cosas que me gusten más que las grandes construcciones y la catedral de Leon es para quedarse a vivir.
A mi Hada le gustó, porque le servía para repasar lo que está estudiando. A mi Sol también le impresionó y mi Garbanzo, bueno, él se portó como un campeón durante la hora y media de explicación.
Salimos y nos fuimos a merendar, chocolate con churros, luego seguimos de visita caminando por la calle Ancha hasta la muralla.
Los chicos estaban cansados, así que cenamos en el hotel y nos retiramos pronto a dormir.
Al día siguiente, viernes, nos levantamos pronto, desayunamos y salimos en dirección a las Cuevas de Valporquero. Yo iba nerviosa, no había conseguido las entradas por internet porque la página no funcionaba y, al ser puente, no tenía claro el horario. Al final nos salió redondo, llegamos a las 11:15 y la visita larga de hora y media empezó a las 11:30. Nos encantó, a los chicos creo que mucho más que la catedral, la verdad es que son impresionantes.
Salimos y nos fuimos a comer y de ahí, de vuelta a Leon. Nos acercamos caminando al Parador, a ver la iglesia anexa y el museo, no tuvimos suerte y no pudimos ver la sillería del coro...
Cenamos y nos fuimos al hotel a jugar a los barcos todos juntos y revueltos.
El sábado teníamos prevista la vuelta, pero fuimos primero a Astorga. Vimos la catedral, el museo romano y un museo nuevo que abrieron en 2015, el museo del chocolate, que nos gustó mucho a todos, de una de sus paredes colgaba este cartel que me pareció muy instructivo.
De ahí nos fuimos al parador de Tordesillas a comer y luego, muy, muy despacito por culpa de una densísima niebla, de vuelta a casa.
Misión cumplida, tuvimos el domingo para descansar, poner lavadoras y terminar deberes, pero sobre todo para ser consicentes de que el puente había pasado y que se han cumplido ocho años del diagnóstico de mi Sol.
Hemos empezado con la revisión. El cardiólogo nos dio buenas noticias, no hay rastro alguno de que la quimiterapia haya causado daño, el día de la lotería, nosotros jugaremos nuestra ruleta particular. Le miro y le veo estupendo, pero el miedo no se va nunca. Nunca.
Un año más llega Navidad.
Ha pasado otro año.
Ha pasado otro maldito puente de diciembre.


martes, 29 de noviembre de 2016

Interesante pregunta



El vil metal.
Sí, muy vil y todo lo que tú quieras, pero yo aún no se vivir del aire.
¿Cuánta vida se lleva mi sueldo?,  pues hoy por hoy yo diría que demasiada, que me sale muy caro y no se bien como he llegado a esto.
Ya se aquello de "mal de todos consuelo de bobos" pero justo ayer hablaba con una conocida que estaba en estado se shock, tenía mala cara y le pregunté.
Me contó que acababa de salir de su trabajo, por la puerta de atrás diciendo que se iba al médico y que se encontraba fatal. Eso, que no tendría mucho de curioso, sí lo tiene cuando me contó que antes de escaparse, había estado media hora encerrada en el baño, en medio de un ataque de ansiedad, intentando sujetarse las ganas de salir de allí, recoger sus cuatro cosas y mandarlo todo a la mierda. A ella también le pudo el vil metal.
¿Es una impresión mía o en los últimos años (digamos 3 ó 4) el mundo laboral está extraordinariamente crispado?. Yo recuerdo cuando iba a trabajar feliz y no hace tanto, y era cansado, pero gratificante, y tenía mis diferencias de criterio con mis compañeros pero eso no nos hacía menos compañeros.
Ahora no.
En las empresas se fomenta mucho la competencia entre compañeros, da igual si es desleal. Se premia el acaparar conocimientos y no compartirlos. Cada uno se adueña de una parcela sin soltarla, intentando mantener el culo en la silla.
Porque esto es el juego de la silla y siempre habrá alguno que se quede en pie cuando la música deje de sonar.
¿Soy yo la única que piensa que eso es pan para hoy y hambre para mañana?. ¿Quién quedará sentado?, los más egoístas y rastreros, los que estén dispuestos a vender su alma al diablo por no perder el puesto. ¿A que nos lleva eso?. A nada bueno.
Mi psicóloga siempre me dice que, con mi forma de pensar, es normal que viva en una permanente angustia, pero de verdad os digo que, o esto cambia mucho, pero muchísimo o volveremos a trabajar a cambio de un catre y un plato de arroz.
Espero estar muerta para entonces.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Black Friday 2016

Esto es de locos.
Hay que ver la facilidad que tenemos en España para hacer nuestras tradiciones de otros, ¡y a mi que me encanta!.
Recuerdo el primer Black Friday en España, fue el del 2014 y no fue tan generalizado. De hecho El Sr. Ortega y sus firmas no participaron. Mango si.
 Ya el año pasado el descuento se generalizó y en este la locura absolta ha llegado. Pues eso, que he estado practicando costumbres de otros, aunque con prudencia, toda la prudencia que me dan los kilos de más que hacen que no encuentre mi talla.

Preparé mis cestas el día antes, la de Massimo Dutti y la de Zara, y como siempre hubo que modificarlas porque algunas de las cosas que había elegido no encontré mi talla.
En Massimo me centré en los jerseis. Siempre hay que tirar de algún básico y fue un jersey de cuello vuelto. Creo que lo tengo en todos los colores y me encanta, es lo que mas me pongo en invierno, se mezcla de cashmere, seda y algodón y lo cogí en rosa fuerte.
También en rosa cogí un jersey suelto de cuello de pico. Me había fijado en la camiseta de puntilla y la tenía incluida en la cesta en talla L pero al ir a validar me dio que estaba agotada y la cogí en M (error garrafal).
De ahí me fui a Zara, había visto un body marino con estrellas blancas pero no quedaba en L así que me fui por lo macarra y cogí este otro negro. Luego una camiseta de tejidos combinados y un top de cuadros.  Ya os contaré cómo me queda todo cuando llegue la semana que viene.
Mientras yo tiraba de teléfono, mi Hada se enganchó a la tablet y venga a añadir cosas en las cestas. Ella tira por Berska y Stradivarius. Si os digo la verdad no he querido ni mirar lo que ha cogido, porque cuando tiene dudas en la talla coge dos, así que confío en que haya bastante para devolver.
Ayer por la tarde, después del cole, se empeñó en que nos fueramos de compras, engañamos a mi amiga María y nos fuimos las tres a la Vaguada, nosotras tres y tres millones de personas más. Creo que en mi vida he visto la Vaguada igual de gente.
Fue entretenido. En Massimo encontré la camiseta de puntillas en talla XL y lo peor es que es mi talla (no le veo solución al desbordamiento de mis chichas). Mi Hada encontró una camiseta básica blanca y luego en Spingfiel dos jerseis exactamente iguales que otras dos docenas que tiene en el armario, pero "le hacían una falta terrible" así que no puede decir que no.
María se llevó una falda tableada ideal, que yo me probé envidiosa y me hacía parecer una mesa camilla.
A eso de las 9 dimos por terminada la sesión.
Como os digo, no se si me quedaré con todo, pero que disfruto estas compras a lo loco como no os podéis imaginar es seguro.
Y vosotras, ¿picásteis?





miércoles, 16 de noviembre de 2016

Como "no amargarse la vida" siendo "feliz en Alaska"

La verdad es que sólo consigo estirar el tiempo para leer durante las vacaciones. En cuanto vuelvo a la rutina, por las noches, que es cuando únicamente me queda un ratito, los ojos se me cierran solos y no me da la vida para leer.
Este verano, por mi cumpleaños, pedí que me regalaran dos libros de un mismo autor, Rafael Santandreu. Supongo que podrían definirse como libros de autoayuda y mira que a mi ese tipo de libros me gustan poco (por decir algo), pero estos, no se por qué, me parecía que podían ser diferentes.
Tengo que decir que me gustaron, que son amenos por la forma en que están escritos y que, sin entrar en profundizar, dicen grandes verdades.
Resumiendo mucho, pero mucho mucho, lo que vienen a decir es que para ser felices, no necesitamos nada o casi nada y que las mejores cosas de la vida son grátis. Puedo estar de acuerdo, sin duda alguna, pasear por la orilla del mar, al sol es gratis y para mí, es de las mejores cosas de la vida, pero, ¿si vives en Madrid, cómo llegas al mar?, ¿dónde duermes, en la playa? y ¿qué comes?, porque lo que si deja claro Santandreu en sus libros es que comer, es una necesidad básica que hay que cubrir.
Todo lo demás, eso que decimos "necesito un abrigo...", es mentira, todo eso, según él, es "necesititis" que nosotros mismos nos creamos, por cosas que en absoluto lo son.
Hay que ser extermadamente simplista para vivir así, sin llevarlo al extremo, podríamos traducirlo en que, si en realidad, casi nada es necesario, tenerlo o no tenerlo, no importa.
Os diré que mi vuelta de vacaciones fue más fácil gracias a los libros, de hecho, me tocaba ir al loquitra y le comenté que los había leido y que creía que me ayudaba. De manera educada me dijo que le parecían una gilipollez y que lo único que iba a conseguir ayudarme era la medicación. No le creí.
Y me equivoqué, una vez más.
Esa visión tan simplista sirve para vacaciones, pero no para el día a día, porque, en realidad, vivimos, nos guste o no en una sociedad, que tiene unas normas y para seguirlas "necesitamos" hacer muchas cosas que, simplificando, distan mucho se ser imprescindibles. Tenemos que vestirnos, vale que quizás comprar ropa no sea necesario (en el sentido que él lo dice), pero en todo caso es mejor eso que rebuscar ropa en contenedores. Y necesitamos comer, hasta ahí él mismo está de acuerdo, y para eso, parece mejor tener una nevera a la que recurrir que intentar sablear cada día a un conocido distinto para que nos dé de comer.
Y a todos nos gusta vivir en una casa, ¿es imprescindible que sea nuestra?, seguro que no, pero meterte de ocupa y no pagar, no está demasiado bien visto (salvo en Madrid y Barcelona, que resulta que es lo que moda).
Hay miles de cosas que no son necesarias, pero que "tenemos" que hacer nos gusten o no, los niños van al colegio, ¿necesitan ir al colegio?, realmente, no, pueden ser ignorantes toda su vida (de hecho, hay mucha gente que ha ido al colegio y lo sigue siendo), nos interesa trabajar, más que nada por tener un salario, ¿es necesario que ese salario sea de 2000, en lugar de 1000?, pues a mi me parece que si, más que nada porque vivir de mis padres a mi edad no me parece ético.
En fin, lo dicho, que yo sigo amargándome la vida pero que creo que podría "ser feliz en Alaska" pero para ello "necesitaría" mucho más que simplemente dejarme llevar.
Para reflexión personal, no están mal, como escuela de vida, o yo soy muy complicada (que puede ser) o la teoría es de un simple que echa para atrás.

Dolores Redondo: la trilogía del Baztán.

Bueno, pues por culpa de, o gracias a, mi baja médica, he tenido la oportunidad de terminar de leer esta trilogía que empecé en el verano de 2015 y que me tenía atrapada.
Por partes.
Amaia es una joven inspectora de homicidios obligada a volver a la tierra que le vio nacer y de la que guarda durísimos recuerdos, para investigar lo que parecen una serie de asesinatos rituales.
El en primero de los libros, "El guardián invisible" se nos narra como ella y su círculo profesional más cercano, tienen que batallar para lograr detener al asesino de varias jóvenes a las que dejan, muertas, colocadas en posición de ofrenda, en los márgenes del rio Baztán.
Se mezcla lo racional de las investigaciones, con lo mágico de la mitología vasco-navarra. Hay personajes "reales", como la misma Amaia y otros, dejando aparte los mitológicos, más "fantasmagóricos", por decir de alguna manera, como el agente Dupree.
Si la resolución de los asesinatos no puede dejar de sorprendernos, más aún lo hace la mezcla imposible de personalidades de los personajes, una Amaia racional hasta el extremo, consumida por un miedo patológico a un pasado que es en realidad presente. El amor incondicional de su marido, James, fiel siempre y en todo lugar, sus hermanas, más dispares imposible, y el Valle entero que cobra vida para envolverlo todo.
El segundo libro, "Legado en los huesos" empieza de forma abrupta, más muertes por suicidios inexplicables y un camino de miguitas formado por huesos, huesos preferiblemente de seres puros, o "en tránsito" (tendréis que leer el libro para saber lo que eso significa). Huesos que se vuelven contra la misma Amaia, que la atrapan una y otra vez. En este libro se desarrolla aún más la inter relación entre los personajes y se definen sus caracteres y siempre, me parece a mí, que la tía Engrasi supone un bálsamo en el que refugiarse.
Y el juez Markina...
En el tercero, "Ofrenda a la tormenta", los instintos y tradiciones más antiguas vuelven al presente de la manera más funesta. La desconfianza, de todo y de todos, la traición de Amaia (a quien menos se lo merece), esa debilidad de la que creo que se arrepiente sin poder evitarlo. Más personajes, cada vez más atormentados, Yolanda Berrueta, y los niños, las niñas más bien, y la muerte, y la muerte como ofrenda y un final que sólo dos páginas antes del cierre puedes comenzar a intuir, sin poder dar crédito.
Sin ninguna duda una trilogía para no perderse, comparando con otra muy famosa, la de "Milenium" y a pesar de lo que aquella me gustó, sin duda alguna, os recomiendo esta, por lo que nos toca de cercano y porque ya me tiene ansiosa por ver la película que se estrenará la próxima primavera.
Un último apunte, sobrecogedor, la explicación que la autora da, al final del último libro, sobre el origen de su historia, una noticia aparecida en la prensa sobre lo que parece ser un asesinato ritual de una niña de catorce meses ocurrida treinta años atrás, se llamaba Ainara y la investigación por su asesinato permanece abierta aún a día de hoy...



lunes, 7 de noviembre de 2016

Clasificando niños

La semana pasada tuve la inmensa suerte de poder quedar con mi querida Lamar a tomar café y además cumplir. Porque quedar, ya habíamos quedado antes y habíamos tenido que suspender la cita. El jueves, aunque con un poquito de retraso llegué a mi café con ella.
Me gusta Lamar, no es un secreto. Es brillante y rápida, ocurrente y sensata. Y sabe escribir. Es mamá luchadora y muy ocupada, quizás por eso tengo tanto en común con ella. El tiempo de charla se pasa volando.
Parloteamos a menudo por Whatsup, casi a diario, pero eso, en ningún caso sustituye un buen directo, aunque a su Coca Cola yo la acompañe con una tila.
Pues eso, que quedamos.
Hablamos mucho, más de lo humano que de lo divino, eso lo dejamos para el siguiente café. Nuestros respectivos quehaceres profesionales ocuparon algo de la charla, pero, como siempre, tiramos al tema hijos y colaterales, entendiento tambien por tales a los padres de las criaturas.
Si mis idas y venidas de estraexcolares me parecían la leche, al lado de las suyas son sólo Tetris básico para aficionados.
Pero ya me he ido del tema.
Hablabamos de los hijos, de lo diferentes que son incluso viviendo con las mismas normas y siguiendo las mismas formas de educación. Fue entonces cuando ella me contó la clasificación que le habían comentado en el cole de sus niños y que me pareció acertadísima: niños redondos y niños cuadrados.
Esperad por favor a la explicación antes de llevaros las manos a la cabeza...
Un niño redondo es aquel al que, dando un empujoncito, ya sea en cualquier materia curricular, como en una actividad lúdica o en una indicación para la vida diaria, pues eso, que dando un leve empujoncito, el niño rueda solo.
Un niño cuadrado es aquel al que empujas y empujas y con gran esfuerzo, suyo y tuyo, logra llegar a la siguiente cara del cuadrado, pero con el que habrá que esforzarse muchísimo de nuevo para lograr pasar a la siguiente cara. Hay que decir, que a fuerza de empujar y empujar, la gran mayoría de estos niños van redondeando aristas y al final ruedan solitos, pero habrá sido a costa de un esfuerzo infinitamente mayor.
Esta clasificación de niños a mí me parece que puede hacerse extensiva, con acierto,a la vida en general.
A algunos, la vida les da un pequeño empujón y su vida va (más o menos sola), mientras que para otros, limar aristas es un esfuerzo diario.
Yo he tenido suerte. Mis hijos, por su forma de ser son niños redonditos, pero la verdad es que veo a mamás pelear mientras empujan niños con aristas pronunciadísimas y me producen una inmensa admiración, aunque, ¿qué no haría una madre por un hijo?.
Muchas gracias por compartir un ratito conmigo Lamar, tengo mucho que aprender de tí.
Y gracias a los que estéis por ahí, dedicando un ratito a este blog, pienso mucho en vosotros.

lunes, 10 de octubre de 2016

"Rezo para poder perdonar al fiscal que acuso a mi hijo. No soy capaz. Aún le odio" EPS 9 de Octubre de 2016. El perdón sobrevalorado.

Pienso mucho en el perdón. ¿Sabré perdonar?, no se, quizás no, quizás si.
¿He perdonado alguna vez?, sí, por supuesto, he perdonado de corazón, pero me parece que en estos tiempos que vivimos el "perdón" se ha banalizado como cientos de otras cosas, sentimientos y actitudes.
La frase entrecomillada que da título a este post sale de un artículo publicado ayer el EPS sobre supervivientes del corredor de la muerte en EE.UU.
Es un caso que me viene al pelo, por lo extremo de la situación, porque a veces, sólo llevando las cosas al extremo, se puede explicar algo.
¿De qué sirve perdonar?, para las situaciones cotidianas sirve para seguir adelante sin perder más tiempo ni esfuerzos en algo sin más importancia. Alguien te pisa por la calle, sin ninguna intención, quizás por prisa, no se. Te pide perdón y ahí se queda la cosa. Es una acción sin intención, quizás con el resultado de un daño más o menos intenso, pero que se ha producido verdaderamente sin querer. Esa disculpa es suficiente, el perdón es inmediato.
Pero, ¿qué pasa cuando el daño es estudiado, calculado, planificado y celebrado? .
Un asesinato de una banda criminal, pongamos por ejemplo. Se elige el objetivo, se estudia su comportamiento y se actúa, de la peor manera, causando un daño irreparable. Se acaba con una vida, se acaba con un padre de familia, o una madre, o un hermano, o un hijo. Y se acabó.
¿Perdonar?, ¿perdonar al que no pide perdón?, ¿perdonar una acción irreparable sin posible redención?.
¿Tu podrías?. Yo no. Es más, es que no creo que sea necesario perdonar tal acción, ¿alguien de los que ha causado ese dolor se ha arrepentido de veras?, ¿ese arrepentimiento sirve de algo?, no. Entonces, perdonar es un absurdo. A mi, al menos, no me haría sentir mejor.
Ese fiscal del que habla el título de este post, ¿habrá pedido perdón a ese condenado con el que se equivocó, a su familia?, pues puede ser, pero lo más probable es que él siga convencido de que sólo hizo su trabajo.
Y aunque así fuera, ¿el daño es reparable?, ¿habrá intentado repararlo? pues si las respuestas son "no", el perdón es vacío.
Quizás me mueve el resentimiento, no lo sé pero, nadie de los que me han fustigado y acosado a nivel personal por mi decisión de dedicar tiempo a mi familia y han llevado eso a un ataque directo a nivel profesional, ninguno, ni uno solo me ha pedido perdon. ¿Por qué tendría yo que personar?, no, no lo hago.
No perdonar no significa esperar el momento de hacer pagar la afrenta, no, significa que no vas a menospreciar una acción premeditada en la que alguien invirtió su esfuerzo. ¡No debes restarle importancia a su acción!.
No creo ser una mala persona, pero de un tiempo (largo) a esta parte me he dado cuenta de que este indivisualismo en el que vivimos nos hace tremendamente egoístas y si somos lo suficientemente egoístas para dañar al de al lado sin darle más importancia, su perdón, ni se lo pedimos, ni nos lo merecemos.
Perdón por el rollo

viernes, 23 de septiembre de 2016

La maleta para la fiesta del pueblo

Las fiestas de los pueblos son, de lejos, mas importantes que cualquier fiesta de cualquier ciudad.
Prueba de ello es el maletón de ropa que se usa.
Yo iba a las fiestas del pueblo, iba cuando tenía pueblo, ahora sólo tengo recuerdos.
Llegado el 20 de Septiembre mi madre me ayudaba a preparar el maletón para ir al pueblo con mis abuelo. Un maletón lleno de ropa de todas clases que os iré contando. Mi abuela revisaba al deshacerla con mucho más ahínco que mi madre y yo al guardarla.
¿Por qué?
Pues porque no fuera a habérsenos ocurrido a mi madre y a mi meter "los pantalones del culo cagao" como ella los llamaba. Eran unos pantalones de esos estilo moro de cuadros madrás preciosos, a juego con una camisa. Eran realmente bonitos y elegantes, de hecho los había comprado para una comunión. Mi abuela los odiaba, me los requisaba y los escondía, no fuera a ser que se me ocurriera ponérmelos, ¡qué pensaría la gente! (...)

Os cuento el "modeleo". Lo más, más, más elegante para el día 24, para la procesión solemne, en la que las ancianas del lugar (viejas pedorras) se quedaban en la iglesia sin pasear a la Virgen no fuera a ser que se quedaran sin sitio para sentarse.
Despues de la procesión y la misa había limonada en la plaza.
Lo segundo más elegante para hoy, día 23, para esperar a que bajaran la imagen de la Virgen del cerro y pasar a saludarla y darle un beso.
Esta noche será el toro de fuego y la pólvora. Sí, la pólvora, que eso de los "fuegos artificiales" suena demasiado a ciudad. Y el baile, Paquito el chocolatero y mucho pasodoble.
 Cada día a las 8, la Salve, el 23, 24, 25 y 26. Hay que ir guapa. Y rezar la Salve, y cantar la Salve.
Me encantaba cantar la Salve.
Y luego pasábamos a besar a la Virgen. Ya en los últimos años que fui, las mujeres nos rebelamos contra la tradición de que los hombre pasasen primero y Don Victor, el párroco, ya ni lo decía.
Cada noche baile, y cada mañana, el encierro. ¡Yo corría los encierros!, no, no es que fuera especialmente valiente, es que el toro iba atado, que a la gente le gusta la fiesta pero libre de posibles disgustos. Nunca fui a los toros, no me gustan, mi abuelo era súper aficionado.
Y el día 27, a las 11 de la mañana se sube en procesión al cerro, a decir la misa a la Virgen a las 11:30 y dejarla allí hasta el año siguiente. Para esa subida era el tercer modelito más elegante.
Echo de menos esas tradiciones, pero ya sabéis que cualquier atisbo de religiosidad desapareció de mi vida hace casi 9 años. Aún así me encantaría que mis hijos pudieran vivir algún año esas fiestas, todo el programa no, es muy difícil, pero al menos la pólvora...
Es difícil. La casa de mis abuelos es ahora de un tio mío e ir a una casa rural allí mismo me haría sentir muy rara.
Llevo una semana planeando esta entrada, pero se me hace un nudo en el estómago cuando recuerdo aquellos días, a mis abuelos, mis fiestas con ellos.
Que sean felices fiestas.

PD: la imagen que os he puesto es la de la virgen antigua, de antes de la guerra, una imagen como esa iba siempre en mi cartera.


jueves, 25 de agosto de 2016

"Maruta" por Madrid

"Pero, ¿ a dónde irás, como una cosa maruta?", eso me decía mi abuela Torina, y mi abuelo, y claro, mi madre de rebote. Es una expresión que he oido toda mi vida. Para ellos significaba ¿dónde vas como una vagabunda sola por ahí?.
He buscado en el diccionario de la RAE el significado y tal palabra no existe, como aproximación aparece "marota" que en México significa "marimacho" y no es esa la idea.
Bueno, pues yo he estado cual "cosa maruta" toda la semana, vagabundeando sola por Madrid.
Como ya os comenté en la entrada anterior se me cae la casa encima, no soporto este silencio, así que salgo mucho y aprovecho para hacer miles de cosas. La verdad es que "maruta" o no, me gusta hacer cosas sola fuera de casa, voy a mi rollo, a mi ritmo, sin nadie que me meta prisa ni que me diga, "jo, qué rollo mami, vámonos ya", como dice el refrán, el buey solo...
Reparto el tiempo entre tareas varias de mamá y ama de casa y asueto personal.
El lunes decidí que era buen día para ir al súper, he rellenado la despensa que falta hacía, papel higiénico y de cocina, pasta, congelados y artículos de baño, gel, champú y esas cosas. También me compré gazpacho para estos días, pereza que me dio hacerlo. Lo que sí que hice fue puré de calabacín con quesitos, por alternar.
El martes tenía entrada para ver la exposición el "El Bosco" en el museo del Prado. ¿Os cuento un secreto?, si tuviera tiempo y mi familia fuera más amiga de ello, no dejaría pasar ni un mes sin visitar el Prado, es de mis sitios favoritos de Madrid.

La verdad es que fue todo un lujo, salí de trabajar y me fui en coche, aparqué prácticamente en la puerta de Goya, genial. Pasé por taquilla para canjear mi entrada (la había comprado con tarifa reducida de familia numerosa y el paso por ahí es obligado) y entré a las 3:30, con mi audioguía y mi folleto explicativo.
Me gustó mucho y eso que tengo que deciros que el Bosco no es, ni de lejos, mi pintor favorito. La exposición de Velazquez que organizó el Prado en 1990 sí que fue para no perdérsela y poder contarlo.
A lo que vamos, ver con detalle la exposición completa me llevó una hora y casi media. Al salir, no pude, no pude irme sin ir a visitar a "los mios". Subí a la primera planta y sin apenas pararme di un paseo por El Greco (mi favorito desde siempre), Velazquez, Ribera y Rubens, también pasé por Goya, me parecía feo irme sin decirle hola.
De ahí volví a casa y luego a pasear con una amiga durante hora y media.


El miércoles decidí repartir el tiempo. Había pedido hora para una pedicura, de ahí fui a la carnicería y me pasé la tarde entera cocinando.

Es ya una tradición para mi, siempre que me toca estar sola una semana aqui aprovecho y guiso cosas que puedo congelar, lasagnas, albóndigas, alguna carne estofada, así, la semana que viene cuando vuelva tengo de donde tirar.

Hoy era mi última tarde de Rodríguez, mañana, si todo sale como debe, a esta hora estaré de nuevo con mis duendes  y mi contrario en la playa.
No tenía muy claro qué hacer y me acordé que mi Hada me había dicho que "quiere hacerse un kaftan", ¡toma ya!, me parece que ve demasiados videos de Sylvia Salas (la encuentro un poco fefa pero muy entretenida). En concreto se fijó en este video y quería probar.
Con tan feliz escusa salí de trabajar, volví a casa a comer y me fui hacia las cinco a Sol en Metro. De ahí subí andando a la calle Atocha, que hay un montón de tiendas de telas. Buscaba algo como ella me había dicho, en marino con algún dibujo o blanca con flores menudas en rojo. Iba haciendo fotos y mandándoselas. Al final en Rives y Casals, que es una tienda de toda la vida, encontré esta viscosa azul con estampado blanco que fue la elegida. También pesó en la elección que el precio del metro, doble de ancho rondaba los 4,50€, así que el riesgo de que acabe en la basura me pareció asumible. Para rematar compré biés del mismo tono y, como ella no pretende coser, compré fiselina para pegar la tela. A ver, yo creo que va a quedar mejor si lo cosemos, pero será su kaftan y ella decidirá.

Volví sobre mis pasos y bajé por Carretas hasta Sol, de ahí subí por Montera hacia Gran Vía y pensé que ya que estaba allí, iba a pasarme por Primark
He vuelto a hacerlo, ya os he dicho que la ropa de Primark no me gusta, salvo algún pijama de algodón y algo de ropa interior también de algodón para los chicos, pero ¡ay las chorradas que hay!. He comprado luces led para Halloween con esqueletos y calabazas y más luces de led con mariposas y libélulas. Lo sé, no tengo solución.
Saliendo de Primark tomé a la izquierda para subir por Fuencarral, madre mía como estaba de gente y sube, sube, sube, Fuencarral, Bravo Murillo y sube más, que total ya me fui a casa andando.
He caminado tres horas y media, desde que salí del metro hasta que llegué a casa. Runtastic marca, desde Sol a la vuelta, 6 kilómetros y 200 metros, una hora a buen ritmo, la verdad.
Llegué hacia las 9. Ya me he duchado, puesto la lavadora y tendido, cenado y preparado la bolsa para mañana salir disparada desde la oficina hasta el tren.
Mi semana de Rodríguez se acabó y al menos sé que le he aprovechado (y disfrutado), que no es poco




lunes, 22 de agosto de 2016

Veraneando 2016

Estoy de veraneo. Bueno ahora no, casi, pero no.
Salimos camino de la playa el día 6 sábado, a Benidorm, con los santos padres, los míos. Esa primera semana mi contrario trabajaba, así que el domingo fuimos a despedirle a la estación y nos dispusimos, los duendes y yo a pasar unos días "relajados" (ja) en la playa.
No se si es la edad (la mía y la de ellos), la forma de ser y la transigencia, que va decreciendo con la edad, pero este año, los 12 días que he estado con mis padres se me han hecho eteeeeeeeernos y no para bien. Ya sé que "ellos saben mucho mejor que yo lo que les conviene a mis hijos", que cebar a los nietos es labor de todo abuelo español de bien, pero ¡madre del amor hermoso, qué trifulcas todo el día!, por todo. Y encima a los duendes les parece graciosísimo vernos discutir a mis padres y a mi, les parece hasta cómico.
Tengo que replantearme estas vacaciones que llevo haciendo los 44 años que tengo, he llegado al punto de padecerlas y no disfrutarlas y eso no es bueno, no ni para mi, ni para mis hijos, ni para mis padres.
De Benidorm pasamos, como siempre también, a la Costa Brava, que tan llena de gente como está siempre y me parece que hace frío por el vacío que dejó Mónika. En cada esquina de Sant Feliu la imagino.
La segunda parte del veraneo es capítulo aparte.
Si ya en ocasiones sobrellevar a la familia propia que nos tocó en suerte es difícil, no quiero contaros lo que puede ser soportar a la ajena, de la que sólo elegiste a un miembro y todos los demás te cayeron de rebote.
Sé que soy difícil, y cada vez más, pero creo sinceramente que es por el exceso de ocasiones en que he cedido, en todo, la gente se acostumbra y cuando dices un educadísimo "no, gracias" se lo toman como una afrenta personal.
Pero estoy mejor, me siento más fuerte, algo más recuperada, algo más parecido a ese yo que fui hace años y no voy a volver para atrás. Siento no poder seguir siendo el comodín de todos, prefiero sinceramente ser el mío propio. Asi que ahi vamos, conviviendo que es gerundio, en ocasiones de difícil cumplimiento, pero voy, vamos (algo de mérito hay que reconocer al resto) sobreviviendo.
Lo malo es que, gracias a este trabajo mío, esta semana me toca estar de Rodríguez en Madrid, trabajando y se me cae la casa encima, sin duendes, sin contrario, sin ruido, con orden, es sólo una casa y no un hogar. Ya falta menos para el vienes, en que volveré a la playa aunque sea sólo por un par de días.
Ya tenemos Septiembre encima, el tiempo corre que vuela y me quedan bastantes cosas que preparar y cuadrar antes de que los duendes empiecen el colegio.
Pero aquí estoy, contandoos un año más que he podido pasear por mi playa de Poniente, que me he tumbado al sol (ratitos cortos), que hasta me he comido algún que otro helado y que, lo más importante, mis duendes están disfrutando un montón que es al fin y al cabo lo que más me importa.
Siento un escalofrío cuando pienso que este mes de Junio ya no hemos hecho la revisión semestral de oncología de mi Sol, él ni se acuerda, pero yo aún tiemblo.
Me gusta el verano.

No me salves...

¿Quién te ha dicho que necesito que me salven?, es más ¿por qué supones que debo ser salvada y de qué debo salvarme, de mí misma?.
No, no lo necesito, estoy bien como estoy, y si en ocasiones no lo estoy tanto hago el esfuerzo y me recompongo.
De hecho me encuentro bastante recompuesta desde el año pasado por estas fechas.
¿Cómo que no te lo crees?, me importa un bledo lo que tu creas o dejes de creer. Me ha costado mucho llegar a donde estoy ahora para que me vengan con tonterías de "la teoría del avestruz", no escondo la cabeza de nada ni de nadie, no me hace falta.
¿No me digas que piensas empezar ahora con la chorrada esa de la zona de confort?. Yo no estoy en mi zona de confort, ¡ójala!, pero no, mi suelo baila la conga a un ritmo que no quieras ver, de hecho, con que bailara el vals ya me sentiría más segura así que no me vengas con eso de salir de la zona de confort, lo que tenéis que hacer los que tantas recomendaciones dais es salir, sí pero de entrometeros en la vida de los demás.

 Este diálogo no es conmigo misma, es un grito callado a todos aquellos que se creen en la obligación de arreglar las vidas de los demás. Gracias, de verdad, se que algunos, no todos, lo hacéis con la mejor intención, pero de verdad que no lo necesito, siempre que he necesitado ayuda he sabido cuándo y a quién pedírsela, así que no no preocupéis por mí, en serio.
A veces creo que es una verdadera lástima que nadie de mi familia ni de la gente que me rodea a diario sepa de este blog, con esta perorata me hubiera ahorrado un montón de sermones.
Estoy bien, palabra.

martes, 2 de agosto de 2016

Cuarenta años persiguiendo un olor

Me acuerdo de la canción aquella de los Hombres G que decía "no soporto a las niñas que todas las canciones les recuerdan algo". Summers y compañía no me soportarían, porque a mi hay muchas canciones que me recuerdan cosas y hay muchos olores que me transportan a otros sitios y épocas.
De eso quiero hablaros.
Hay un olor que me transporta a mis 4 o 5 años. Estoy sentada en una mesa, con mi señorita de parvulario. No se como es ella, no recuerdo su nombre ni su cara, ¡sólo recuerdo su olor!.
Lo huelo y veo la antigua cartilla de lectura de Palau y me veo y me siento allí, a su lado, y leo, A, E, I, o U.
De eso hace 40 años.
No sabía qué perfume era el suyo, de hecho sigo sin saberlo, si alguna pudierais ayudarme os lo agradecería, porque debo estar cerca, muy cerca de encontrarlo.
Es un olor floral, persistente.
Durante muchos años me cruzaba con señoras por la calle e inmediatamente su olor me trasladaba a mi guardería. Nunca tuve oportunidad. ni creí oportuno, asaltar a aquellas mujeres por la calle y preguntarles por su colonia.

Al cabo de muchos años, como 22 o así, me pareció que "Blu" de Montana podría ser aquella colonia. La compré y la usé durante muchos años. Ahora, cuando la huelo me encuentro a mi misma en el hotel de Uruguay donde me alojaba cuando trabajé allí en 1999, pero esa es otra historia.
Se daba un aire, pero no era.
Años después, de eso hará como cinco, al reencontrarme con una antigua compañera de colegio y besarla volví a mi niñez. Entonces sí tuve la oportunidad de preguntar qué perfume era, Maroushia me dijo. Y corrí a comprarla.
En esta ocasión es cierto que me acerqué mucho al olor que buscaba, pero era demasiado persistente, no es ese mi objetivo. Esa la regalé, pero seguí buscando.
Hace año y medio, hablando con una mamá del cole de mis hijo volví a juntar las letras hasta formar palabras, como en aquella cartilla de Palau. La palabra encontrada fue "Iris" de Prada.
Después de tres intentos esta ya no la compré, pero en cada perfumería por la que pasaba pedía una muestra.
Investigué. El lanzamiento de ese perfume fue en 2008, así que definitivamente no es aquel que usaba mi seño de entonces, pero sí me quedó claro que debía ser una colonia cuyo olor principal fuese el del iris,
quizás con algo de cedro.
No sé cual era aquella colonia, si alguna tiene media idea me haría una tremenda ilusion saberlo, pero por mi cumpleaños me han regalado Iris, de Prada y de repente vuelvo a aprender a leer cada mañana.


domingo, 31 de julio de 2016

El despertador diabólico

A nadie nos gusta el despertador, en un hecho.
Lo que no es tan habitual que toda la familia esté en contra de tu despertador.Así de simple, yo misma lo odio, pero no por cumplir con su misión si no por la forma en que cumple y por otras "sorpresas" que no me esperaba.
Aqui está, os presento al despertador diabólico.
No lo entiendo, ni con el manual de instrucciones en la mano conseguía que hiciera lo que quería. El tema es que al apagar el snooze, no se bien donde tocaba que se encendía una segunda alarma que no era capaz de eliminar. de hecho, para quitarla, la semana pasada tuve que desenchufarlo y quitar las pilas de seguridad que tiene y ya desde cero volver a empezar.
Pero la gota que colmó el vaso sucedió el jueves de hace dos semanas cuando a las 12 de la noche empezó a sonar. Y este no suena despacito, no, os aseguro que la alarma de un ataque nuclear es más discreta. Los duendes se despertaron, vinieron corriendo a ver que pasaba...
Como os digo creo que fue lo que terminó de darles la idea.
Aprovechando que este jueves fue mi cumpleaños, vieron claro que yo, pero sobre todo ellos, necesitaban otro despertador, más discreto y más fácil, este.
Aún no lo he estrenado, quizás lo deje para septiembre a ver si con eso la vuelta se me hace más llevadera.

miércoles, 20 de julio de 2016

La apasionante y agotadora experiencia de ser madre de una adolescente

Parece que fue ayer que lloraba y lloraba por los hijos que no querían venir, cuando compartía mis penas en aquellos foros de "Infertilidad en la red" que tanto me ayudaron.
Pero no fue ayer, han pasado más de trece años y tras mucho llorar, bastantes pinchazos, muchas ecografías y muchos nervios mi Hada nació hace casi 13 años.
Siempre he dicho que la sensación de ser madre fue a la vez muy reconfortante y  de terror absoluto. No sabía bien qué hacer con aquella bebé pequeña que olía a galletas recién horneadas y que lloraba, o no, se dormia cuando no debía y parecía un cascabel a las horas en que se supone que debía dormir.
A ser madre se aprende, igual que a ser hija y el aprendizaje creo que dura toda la vida.
Mi Hada aprendió a mamar, a gatear, a caminar, empezó a hablar ¡y ya no calló, nunca más!.
Y yo, sigo mi máster acelerado en "madricidad". Todo con ella es nuevo, ella es mi conejillo de indias, no se si por ser la mayor, por ser chica, por ser peleona o por las tres cosas a la vez.
Mi Hada crece, muy deprisa y está entrando en eso que se llama adolescencia y que, aunque ya me advirtieron de que no era una etapa fácil, no pensé que iba a llegar tan pronto.
Es peleona, cabezota, terca (como su madre), tremendamente perfeccionista y extremadamente sensible (como su padre).
Como os he contado en alguna entrada, este curso que ha acabado no ha sido fácil para ella. Su forma de explicarlo era decir que no entendía qué les había pasado a sus amigas que se habían vuelto todas locas. Pues hija mía, no les ha pasado nada, sólo que sus hormonas han empezado a florecer y las tuyas aún están despertando.
A tí no te interesa, de momento, hablar de chicos. Eres presumida y has cambiado mucho tu forma de vestir, pero aún te queda, y esos cambios a veces no resultan fáciles. Pero eres lista, no sólo inteligente, que también, pero sobre todo lista.
Pediste y pediste sin parar un teléfono móvil y luego un ordenador, y luego una habitación nueva, para ti sola y suma y sigue, ¡y ahí vas, consiguiendo poco a poco lo que te propones!
Tu cabeza va a mil, pero tu cuerpo va aún más rápido. Hace meses que nos olvidamos de la sección de "niños" de cualquier tienda, y, aunque tu talla 36 es fácil de encontrar, no lo es tanto que la ropa que te vale sea adecuada a tu cuerpo de niña aún. Bueno, casi de niña. Hace mucho que pasamos de las camisetas de Diacar, de toda la vida a los tops, que en mi época no existían. Ahora empezamos a buscar algo más parecido a un sujetador y si esto nos está resultando casi  imposible, no quiero ni pensar lo que podría ser elegir un vestido de novia.
Y eres cotilla, siempre te quieres enterar de lo que creo, que puede o no ser asunto tuyo.
Hay veces que veo o leo cosas que me vueven hacia ti y te las mando. Sin ir mas lejos este post de Molinos que me pareció que tenía todo lo que yo quería decirte y te lo mandé. Buscaste hasta ver los comentarios y viste el mio.
Sólo quiero decirte que que te quiero, que nuestras peleas son una anécdota, una gota de agua en este oceano inmenso de amor y regañinas que es nuetra relación.
Ya verás como encontramos ese suje, por cierto, no me importaría que me invitaras algún día a elegir tu vestido de novia.

lunes, 18 de julio de 2016

Las cenas en nuestra terraza

Yo creo que, de alguna de mis entradas se deduce que me encantan los "saraos". Me gusta celebrar, me gusta compartir. Me gusta una buena mesa pero me gusta aún más una mejor sobremesa.
Todo el año organizo cosas, empiezo en enero con el roscon con chocolate, sigo con cumpleaños y santos, días de la madre, del padre, del tío o de lo que toque, y si no toca, me lo invento.
Compartir es de las mejores cosas de la vida, las penas compartidas pesan menos y las alegrías repartidas se multiplican.
Pues eso.
Tengo, tenemos, la increible suerte de contar con una terraza inmensa, pero inmensa de verdad, me cabe una mesa de más de 3 metros de largo y uno de ancho y, aunque sólo compré ocho sillas de terraza, saco otras cuatro de la cocina y aún así no estamos apretados. No me digáis que no es un lujo.
Durante el invierno lo veo todo tapado y añoro el sol, el calor, la hora de quitar las fundas y sacar los manteles de colores a pasear.
Ea, pues el momento llegó. Desde que dieron las vacaciones a los niños tenemos la terraza "a tope de reservas", cada viernes y cada sábado, los domingos cerramos el chiringuito al público y lo disfrutamos sólo nosotros.
No hace falta mucho.
Un par de tortillas de patata, empanadas, guacamole con nachos, hummus con bastones de zanahoria, una buena tabla de quesos, un rico jamón bien cortado, gazpacho, ajoblanco, buen vino, cerveza (para el que le guste, puajjj), refrescos, cava y para rematar sushi que está rico y a mis amigos les encanta.
A los amigos les encanta colaborar y yo agradezco esas colaboraciones, a veces traen el guacamole casero, o unos mejillones en vinagreta. Gracias a esas colaboraciones, este finde hemos disfrutado de las deliciosas empanadillas de mazapán del horno de Santo Tomé de Toledo, ¡en pleno julio!. También hemos tenido pan casero.
Saco los manteles de colores, vasos veraniegos y pongo la mesa preciosa, tengo unas guirnaldas de estrellitas que se iluminan y que reparto por la mesa para cuando la luz se va. Y enciendo velas de colores en el alfeizar de la terraza.
¿Se puede pedir más?, pues claro, por pedir que no quede, que las reservas no fallen durante toda la temporada, que cuando empiece la de invierno volveremos a meternos en el salón y a añorar el calor y la terraza.

martes, 5 de julio de 2016

Descubriendo el Sur

Andalucia es una gran desconocida para mí.
Recuerdo, poco, Sevilla, de cuando fui a la Expo. Entonces fuimos a Huelva y poco más.
Ya bastante después y por temas de trabajo de mi contrario conocí Málaga y Marbella, me gustó más la primera que la segunda.
También pasé un fin de semana estupendo hace años en Sancti Petri, en un hotelazo a todo trapo que me encantó.
Este año será el primero en mi vida profesional que tenga que partir mis vacaciones en tres tramos, es así y punto, así que intentando disfrutar al máximo pensé en aquel hotelazo y llamé para reservar. Ya en febrero me dijeron que para la fecha que yo quería, cuando a los Duendes les dieran las vacaciones en el cole, no había disponibilidad.
Les pregunté por el hotel de la misma cadena más cercano en la zona y me hablaron de uno en Zahara de los Atunes. Sin mucha idea de nada reservé y salimos para allá el 22 de Junio.
¡Me cautivó!, he descubierto el sur, he descubierto otra forma de ser y de vivir, he descubierto la calma máxima.
El hotel (en este caso le faltaba el "azo" aunque está estupendo) está a pie de playa. Teníamos una habitación familiar doble comodísima y nos ha hecho un tiempo bárbaro.
¡Qué bien se está de vacaciones!, levantándose tarde, sólo pensando en descansar y disfrutar. ¡No he discutido con mis Duendes ni con mi contrario!, un lujo, pero es que cuando tienes todo hecho y no eres tú el que tienes que hacerlo todo se relaja.
Solíamos bajar por la mañana a la playa del Bunker, que es donde está el hotel, hasta la hora de comer. Hacíamos un rato de reposo después de comer y volvíamos a bajar a la playa, y ya de vuelta, rematábamos con un remojo en la piscina.
Han sido 8 días estupendos en familia, pero sobre todo, como os decía, he descubierto el Sur, unas playas maravillosas y creo que repetiré. Ahora entiendo por qué la gente se enamora de Andalucía y vuelve y vuelve, ahora entiendo mejor a Chambao, ahora sé que es allí donde quiero ir algún día y vivir sin más preocupación que ver desde donde sopla el viento, allí en las playas de Barbate,


domingo, 3 de julio de 2016

Mi vida en 10 canciones

Soy lectora de El País semanal, hace muchos años y, aunque la última "actualización" me está costando aceptarla, han quitado la sección de psicología que tanto me gustaba, por ejemplo, han añadido una, que se llama como el título de este post, que me parece muy buena.
Cada semana eligen a un personaje público y le piden que seleccione las que considera las 10 canciones de su vida y que diga por qué.

Y como me gusta, pues lo copio.
No ha sido fácil, me dejo muuuuuuuchas fuera, pero, si tengo que elegir 10, creo (después de pensarlo y pensarlo) que serían estas:


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1. "I was born to love you", del disco "Mr. Bad Guy", 1985, letra y música de Freddie Mercury. No se bien por qué esta es la primera pero sí que debe ser la primera. Yo nací confiada, "programada" para repartir amor. Siempre he sido cariñosa. Esta es la canción que suena en mi móvil cuando llama mi contrario y la que les canto a grito pelao a mis duendes con cualquier excusa, o incluso sin ella.



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2. "I will survive", del disco Love tracks, 1978,  letra y música de Freddie Perren y Dino Fekaris. Es un himno a la vida, a la supervivencia, al caer para volver a levantarse. Sin duda una declaración de intenciones.


Resultado de imagen de a mis niños de 30 años3. "El barquito de cáscara de nuez", letra y música de Francisco Gabilondo Soler, sí, para mi también ha sido una sorpresa saber que no era de los payasos de la tele. Yo descubrí esta canción a raiz de que Emilio Aragón publicase en el año 2000 su disco "A mis niños de 30 años". En ese 2000 yo ya empecé a plantearme tener hijos, entonces aún no sabía que me costaría más de 3 años y varios tratamientos de fertilidad conseguirlo. Cuando nació mi Hada se la llevaron a la incubadora, parece que el líquido amniótico estaba sucio y querían vigilarla. A las dos horas, cuando me la trajeron, la cogí y lo primero que me salió fue cantarle esta canción.



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4. "True" y "Gold" (perdón por la trampa de poner dos) del álbum True, 1983, de Spandau Ballet, escritas por Gary Kemp. True fue el disco que me hizo descubrir al grupo de mis afonías adolescentes, son muchas las canciones que me gustan de ellos, todas diría yo, pero estas dos creo que son sin duda las que marcan el punto más alto de su carrera. En los conciertos a los que he ido suelen enlazarlas.





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5. "Careless Whisper", del album Make it big, 1984 de Wham, escrita por George Michael. Su sonido envolvente, ese saxofón intenso hacen que, quiera o no quiera se me ponga la carne de gallina cuando la escucho. En otro registo, también de George Michael, no puedo resistirme a "Fast Love", del álbum Older, 1986. Cuando me cabreo, la pongo en el coche, subo el volumen a tope y se me pasa.





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6. "Mediterráneo" del álbum del mismo nombre lanzado por Joan Manuel Serrat en 1971. ¿Os cuento un secreto?, Serrat no me gusta nada, no es mi estilo, pero esta canción me huele a mar y sé que "si un día para mi mal, viene a buscarme La Parca, empujad al mar mi barca".





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7. "Highway to hell" del álbum del mismo nombre de 1979 de AC/DC, escrita por Bon Scott, Angus Young y Malcom Young. Aparte del ritmo que tiene esta canción, es la que me hace dar un paso más cuando parece que no puedo, porque sé que de camino al infierno, hay mucho por vivir y caminar.




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8. "La flor de la canela", de Chabuca Grande. Este vals peruano es la expresión viva del preciosismo, de la cadencia. Fue escrita en 1950, sin duda, para mí la persona ideal para interpretarla es María Dolores Pradera, en concreto en el disco "María Dolores" de 1989, acompañada de Los Sabandeños. Cuando veo algo bonito, siempre me viene a la cabeza esta canción.



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9. "Don't stop me now", del álbum Jazz de 1978, el autor es Freddie Mercury. Hace poco leí que habían hecho un estudio sesudísimo para averiguar las 10 canciones que más te levantan el ánimo y esta era la primera. A mí no me preguntaron, pero os aseguro que estoy completamente de acuerdo. Cuando me pongo en marcha y tropiezo, siempre se la canto a la piedra en mi camino. Si oigo esta canción no hay forma de parar mis pies.



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10. "A quien le importa" del álbum No es pecado de Alaska y Dinarama, 1986, escrita por Carlos Berlanga e Ignacio Canut. ¿Os he dicho que yo, de mayor, quiero ser como Alaska?, sí, sí que os lo he dicho. Esta canción interpretada por ella es inmejorable. Esa es la banda sonora de mi vida, yo hago y deshago, voy y vengo y al que no le guste, que se lo tome en dos veces, "yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré".



Bueno, pues ya está. Como ya os he dicho, me olvido de muchas, "Every breath you take", "It doen't have to be that way", "Yo soy aquel", "One year of love", "Into deep", "You can't hurry love", "Romeo and Juliet" y, en español, "Me cuesta tanto olvidarte", "Lobo hombre en París" y mil más.

Como dicen mis Duendes, "es que eres del siglo pasado", pues sí, lo soy, pero hay canciones de este siglo que también incluiría en esta lista, estas dos para empezar: "Viva la vida" de Coldplay que es del año 2008 y "Stronger", de Kelly Clarkson, de 2011.

¿En alguna de ellas coincidís conmigo?.