Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Era viernes

En realidad da igual que día de la semana era, pero era viernes.
Para ella cada día era igual al anterior. Y al siguiente. Ya no recordaba los tiempos, en que esto no era así.
Se levantó y se duchó deprisa, era increíble que entre tanta falta de futuro ella siempre lo hiciera todo deprisa. Mientras tomaba una taza de café sonó el timbre, como cada día a esa hora.
Benito entró y por costumbre se dirigió con ella a la cocina a por una taza de café. Este ritual era lo que la acercaba al exterior, él le hablaba del tiempo, de las noticias, de todo y de nada. Pero antes de terminar el café mamá llamaba. Entraban con su mejor sonrisa en el cuarto y soltaban un buenos días alegre que contrastaba con la cara inexpresiva de mamá que los miraba como el que no ve.
Con gran esfuerzo le hicieron el avío diario, la lavaron con paciencia, despacito, para que sus "ays" fuesen los menos posibles. Ella le hizo un moño con sus cuatro pelillos blancos brillantes, a mamá
siempre le había gustado así. Y la sentaron en ese sofá articulado y con ruedas que había supuesto todo un avance en el día a día. Benito la llevó al salón y ella empezó la dura tarea de darle el desayuno. Mamá seguía mirando sin ver.
Benito se despidió hasta la noche y el mundo exterior se fue con él. Todo un día por delante, la rutina de cocinar, contándole a mamá cosas que antes ella repetía a menudo, con el silencio como respuesta.
Y sobremesa (es un decir) en la que la conversación se cambiaba por una lectura en voz alta de algún cuento conocido, una y otra vez.
Por delante, el abismo.
Una vida que no había elegido pero que le tocaba, su madre dependía de ella, no sabía hasta cuando. ¿Y después?, lo desconocido, mejor no pensarlo.
Cuando Benito llamó a la puerta a las 9 de la noche ella supo que había pasado un día más.

Gracias a todos los que cuidan a sus seres queridos.

lunes, 26 de agosto de 2013

De vuelta al redil

Así, como oveja que bala y da la lana, así estoy yo, aquí, de vuelta a casa, al trabajo, no diré que a la rutina porque mi rutina son mis duendes y mi contrario y ellos siguen en la playa.
Un año más adelanto mi vuelta respecto a la suya, y me cuesta, por más que mis cuentas de guardar días para Navidad no salgan si me quedo con ellos ahora me cuesta mucho dejarlos.
La casa se me cae encima.
Las tres semanas que han durado mis vacaciones y mi veraneo (no mezclar conceptos, por favor) se me han pasado volando.
Somos animales de costumbres, así que de nuevo volvimos a Tenerife, mismo hotel, mismo vuelo, mismo modelo de coche alquilado, mismo todo y nueva ilusión por descansar mucho y disfrutar unos de otros que cumplimos: vacaciones.
Los duendes encantados, yo contenta, ni gruñidos, ni regañinas, todo paz, mi contrario y su afición al golf compartida por mis duendes mayores.
Por aquello de no volver a decir que después de cinco veranos allí no habíamos visto el Teide fuimos el último día. ¡Maldita la hora!, qué calor, los duendes mareados, cansados de coche...
Pues eso que como ya lo hemos visto el año que viene no tenemos que volver...
De vuelta en la península la ruta de siempre, Alicante (Benidorm)  y la Costa Brava: veraneo. Mucha playa, mucha piscina, mucha risa y mucho juego. Así tiene que ser.
Y yo como siempre que me aferro a mis rutinas y talismanes, la caja con el Apiretal y el termómetro y una banda de neopreno que usaban mis niños cuando tenían otitis en verano y que llevo sin usar más de cinco años, pero yo me la llevo, por si acaso.
Y un suspiro al aire al sentir la soledad de Sant Feliu de Guixols y saber que ella no podrá volver a pasear conmigo por la rambla...


"La felicidad es un te contigo"

Entretenidísimo libro de Mamen Sánchez, escrito en un lenguaje coloquial, sin frases subordinadas que ocupen cinco líneas.
Una historia amable, de enredo, amor y situaciones más o menos predecibles con la que la sonrisa no se separa de los labios.
Un libro que sin duda recomiendo, el amor triunfa, todos son felices, los malos pagan sus fechorías, los medio malos se redimen y un personaje, Moira, con el que me siento bastante identificada, intentando no llegar a sus extremos, claro está.
Lo dicho, uno que apuntar a vuestra lista de pendientes.

"Brujulas que buscan sonrisas perdidas"

Un libro gris de Albert Espinosa. Mucho en qué pensar, un final que se acerca, una promesa que cumplir sin muchas ganas de hacerlo, el rencor...
Profunda  moraleja...
No es libro para verano y playa.

lunes, 19 de agosto de 2013

"Te dejo es jódete al revés"

De una tal Señorita Puri (Purificación García) que tiene un blog del que no pongo en enlace porque sinceramente no me ha llamado la atención, aunque algo debe tener para pasar de los 1000 seguidores...
Queridísima señorita Puri, tengo que decirle que su libro me ha parecido un soberano tostón, tanto que las 10 últimas páginas no veía forma de acabarlas. Lo siento, de verdad que de blogger a Blogger (la de mayúsculas es usted, por supuesto), su libro no me aporta nada, ni siquiera una sonrisa de medio lado, aunque la felicito por haber llegado a alcanzar la felicidad.
Lo dicho, si lo sé, me lo ahorro...

"Los besos no se gastan"

Bueno pues ahora que he cogido carrerilla y he dejado la carrera (uf madre que lejos veo la San Silvestre) he seguido con los libros, el siguiente: "Los besos no se gastan" de Raquel Martos.
No tenía referencia ninguna de este libro y la verdad es que no se ni porqué lo empecé, pero me alegro.
El libro cuenta la historia de amistad compartida de dos mujeres jóvenes en sus treintas, una amistad que empezó a fraguarse a los siete años, cuando una de ellas pierde a su madre. Son tan distintas como complementarias, con sus idas y venidas, con sus vidas entrelazadas aunque discordantes que termina fusionándose por la fuerza de una amistad inquebrantable.
Según lo iba leyendo me parecía que hablaba de mi barrio, del de siempre y casi estoy convencida de que realmente es así porque casi al final hace una alusión a la Dehesa de la Villa que me lo confirma.
Os lo recomiendo sin duda.

lunes, 12 de agosto de 2013

"La lista de mis deseos"

No, como he dicho antes no deseo reencarnarme en hormiga. Ni en hormiga ni en conejo, ni en perro ni en vaca, eso no entraría a formar parte de mi lista de deseos.
"La lista de mis deseos" de Gregoire Dalecourt se resume exactamente en la primera frase del libro: "Cuando puedes tenerlo todo... ¿Qué es lo que importa de verdad?".
"La lista..." es la historia de una mujer con los pies en la tierra traicionada por un marido que prefería poner los pies en los pedales de un cochazo, ¡imbécil!.
Mi lista de deseos probablemente no empezaría por "una lámpara para la mesa de la entrada", como la de Jocelyne, la protagonista, pero quizás sería un juego de espátulas nuevas de silicona para la cocina, quiero decir, por muy obvio que parezca, que todo lo que de verdad se desea, la salud, el amor, la felicidad, la paz, todo eso no se compra con dinero.
No voy a caer en el idealismo, en absoluto, uno es más feliz sabiendo que tiene dinero para comer que sin tenerlo, pero, salvando unas necesidades básicas, el resto no se consigue con dinero, de eso estoy segura.
Este es un libro gris, con final agridulce y verdades como templos, a mí me ha gustado.

"Maldito karma"

Después de tanto espionaje, contraespionaje, guerras, torturas y sufrimientos quise leer un libro que como dice mi amiga May "solo necesita de una neurona, mientras las otras siguen de vacaciones", ese libro es "Maldito Karma" de David Safier.
El libro es tontísimo, pero tiene moraleja, eso sí, confío en no tener que morir y reencarnarme en hormiga para darme cuenta de que con michelines también se puede ser feliz.
Es divertido, fácil y entretenido, se lee en un pis pas y te hace pasar un buen rato, ¿qué más se puede pedir para una lectura de verano?

"Dime quien soy"

¡Estoy leyendo!, venga, una vez más: ¡estoy leyendo!, ¡Libros de mayores, sin dibujos!
Pues sí, a ver lo que me dura.
Había empezado a leer hace meses "Dime quien soy" de Julia Navarro, pero lo dejé por falta de tiempo. Lo poco que había avanzado me gustaba, así que leí en diagonal hasta donde había llegado y seguí adelante.
El libro es estupendo, te atrapa, te intriga, te engancha. La historia tiene mucha miga, peeeeeero...
Yo siempre encuentro peros.
Es la historia de una mujer equivocada, valiente, dirían algunos, egoísta diría yo, con ideales, me responderían, pero sin principios según mi opinión.
Amelia Garayoa es una joven burguesa nacida a principios del siglo XX, vive acomodadamente con sus padres y su hermana, tiene servicio en casa y hace lo que se espera que haga, buscarse un buen partido y casarse.
Lo cierto es que es inquieta, le indignan las diferencias sociales y no termina de adaptarse a su estatus social, bueno, sí de adapta pero "juega" a que no, que ella pude cambiar el mundo y que tiene que luchar por uno más justo.
Hasta ahí vale, pero tiene un hijo, y se enreda en reuniones políticas y se enamora de Pierre, que resulta ser un espía que la utiliza, como casi todos los hombres de su vida.
En un arranque de "valentía" (???) abandona a su marido y a su hijo y se marcha con Pierre, que la introducirá sin ella darse cuenta en el mundo del espionaje.
Su vida es una huida hacia adelante, un no poder escapar del error de haber abandonado un hijo.
No voy a contaros la historia, pero sí os la recomiendo. De todos los personajes admiro a Max, muchísimo, él es el amor, siempre, incondicional, ciego y sordo.
Ahora que lo he acabado me quedan muchas preguntas por resolver, el libro deja muchas historias paralelas inacabadas, quizás la autora, algún día nos las desvele, me gustaría mucho la verdad.