Cuando yo era niña, lo normal era que la ropa pasase de mano en mano. Mi trenca verde pasaba a mi hermano y cuando a él ya no le valía iba a mis primos.
¡Es que nos encantaba!, era como si las prendas fuesen recogiendo la experiencia vital de sus dueños ("con ese chándal mi primo Manuel ganó la carrera de sacos de las fiestas de este año"). Pero eso era a finales de los setenta y hasta casi mediados de los ochenta.
En el 82 llegó Naranjito, en el 92 Cobi y de repente "todos fuimos ricos" y chica, qué quieres que te diga, lo de ir con el anorak reciclado se veía hasta mal.
Y fuimos ricos durante un montón de años, bueno, vale que hubo una crisis inmobiliaria que comparada con la de ahora da risa. Pero llegó Zara y nos comprábamos camisetas y pantalones como locos, porque seguíamos siendo ricos.
Y como los ricos además se van de vacaciones lejos, no ya no vale ir al pueblo, pedimos un crédito y nos fuimos a un "resort" todo incluido al Caribe, que si somos ricos, tiene que parecer que lo somos.
Y pasaron los años y llegó un día en que empezamos a ser cada vez un poco menos ricos, la ropa de los niños se quedaba pequeña y no comprábamos con tanta alegría, pero es que además, nos rebajaron el sueldo, el fijo y el variable, y además a nuestro alrededor los amigos en paro eran cada vez más, y nosotros, que aún éramos "casi ricos" cruzábamos los dedos para que nos siguieran recortando en vez de ponernos de patitas en la calle.
Y como el ser "menos ricos" hace que nos espabilemos, nos dimos cuenta de que el hijo de nuestro primo Manuel es dos años mayor que el nuestro y que seguro que tiene algún chándal con el que ganó alguna carrera de sacos que le podría valer a nuestros duendes.
¡Toma ya, menuda idea!
Y yo estoy más que encantada, doy y recibo ropa, reciclo, miro, lo que a los míos no les vale, se lo paso a los primos o a compañeros de colegio, que a su vez me pasan cosas que me vienen de perlas. También intercambio alguna cosa con las amigas, aunque aquí el tema de la talla tiene complicaciones, pero mira, que renuevas tu look de la manera más barata y divertida.
Y yo quiero que todos volvamos a ser ricos, pero que no perdamos el sentido
común y que la riqueza sea real y que usar ropa reciclada se siga viendo como "lo que tiene que ser" y que nos dejemos de tonterías, que uno ni es más rico ni más pobre porque su abrigo sea de tercera generación (vintage se dice...).