Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

martes, 28 de febrero de 2012

Señá Vitoria (editado)


Señá Vitoria
Señá Vitoria
¡Que Tori corre calle abajo!
¿Pero muchacha, dónde vas?
¡Ande tío vaya por ella!
Pero, ¡hija de mi corazón!, ¿de dónde te sale tanta sangre?
De la cabeza, madre, Tori fue a coger el chocolate del almirez y se me cayó la mano encima.
A mi madre aún se le ve la cicatriz de la mano del almirez (de bronce) en la cabeza y mi tía aún se ríe de la carrera que llevaba calle abajo.
Un año sin ti abuelilla.

Añadido en la nueva edición.
Mi querida Lamar me hizo ver que, quizás una historia que para mí es evidente, para otros pudiera no serla, así que le expliqué el contexto, a vosotros también.
Personajes:
Tori: mi tía
¡hija de mi corazón!: mi madre
Señá Vitoria: mi abuela
Descripción de la escena que me he saltado: mi madre y mi tía estaban echadas la siesta en la cama, mi tía era muy golosa y encima de la cama había una repisa con un almirez. Mi abuela había puesto unas onzas de chocolate dentro, para cuando se levantaran, pero mi tía no pudo resistir la tentación y se levantó a por ellas en cuanto mi madre se durmió, con la mala suerte que dejó caer la mano del almirez sobre la cabeza de mi madre que empezó a sangrar. Mi tía, viendo el desaguisado y la sangre se asustó pensando en los azotes que le iba a dar mi abuela, salió al patio y de ahí echó a correr calle abajo pensando en cómo escabullirse de mi abuela hasta que se le pasase el enfado y hubiera curado a mi madre.
Efectivamente, la zurra se la llevó después de que el vecino la devolviera a casa y cada vez que tiño el pelo a mi madre ahí está la cicatriz de la mano del almirez.
Con explicación o sin ella, lo cierto es que echo mucho de menos a mi abuela.

3 comentarios:

Duna dijo...

Hace poco más de un año yo también perdí a mi abuela, pero me gusta verla en los recuerdos, en objetos, en imágenes grabadas...

Estefanía dijo...

Hay cosas que sobreviven por encima de todo; esos recuerdos, esos objetos, esas palabras, esas sonrisas...

Un besito al cielo y un abrazo para ti.

Una Más del Batallón dijo...

Alguien debería haberle explicado a tu tía que lo de "dale a la zambomba, dale al almirez" no era exactamente así... en cualquier caso, seguro que tu abuela recuerda la anécdota con mucho cariño y cada navidad sonríe al oiros cantar el villancico.

Un beso muy fuerte y otro para la "bisa".