Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Al enemigo de nombre feo:

Te odio, por cosas como tú se inventó este sentimiento que estruja el corazón y el estómago. Es una mezcla de rabia, asco, violencia e impotencia.
Has vuelto a ganar una batalla, al final te lo has llevado, por más que luchó por quedarse Antonio se ha ido.
Parece que oigo tu risa a carcajadas, ríe, ríe traidor, que el que ríe el último ríe dos veces.
Supongo que ya lo sabes y es por eso que tu risa a mí me hace eco. El era grande, magnífico, generoso como pocos. Dio su vida por ayudar a los demás. Ya hace treinta años que dedicaba el escaso tiempo libre que su trabajo de ingeniero le dejaba en organizar ligas de fútbol para mantener a los chicos de su barrio lejos de la mala vida. El corría con todo, con la gestión de los campos dónde jugar, los uniformes de los equipos, los trofeos, todo. No le sobraba, no te creas, arañaba de todo y de todos los que le queremos.
Habrás oido hablar de aquellos que recogen a gente de la calle y la llevan a su casa, igual crees que es una fábula, pero no, yo sé que esa gente existe, Antonio era uno de ellos.
Y cuando ya cualquier cosa le parecía poco se fue, a Perú, no a Lima, no, al fin del mundo, allí donde no hay ni caminos, allí donde la gente no tenía nada, sólo una dignidad a menudo olvidada por todos. Y luchó, peleó por construir un dispensario donde dar ayuda médica a todas las aldeas de alrededor. Hipotecó su casa familiar aquí, y entre todos nos rascamos el bolsillo, ahora el dispensario es de gran ayuda en la zona y seguirá funcionando aún sin él, esa batalla no la has ganado.
En todo caso no te daré más cuerda, mírame de frente y lee mis labios, haré todo, cualquier cosa digna o indigna para que dejes de ganar batallas.
Te odio.

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