Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

viernes, 13 de marzo de 2009

Esteban

Ya son dieciséis años sin tí.
Tu marcha fue la primera gran bofetada que la muerte le dio a mi vida. Fue la primera vez que fui consciente de que estas cosas pasan, sin más, un ploff y todo se acabó.
Era sábado y llovía mucho. Llegabais tarde, tú y tu mujer estabais tardando, eran más de las 9:30, la hora en la que un sábado sí y uno no veníais a cenar a casa. Mamá y yo mirábamos por la ventana esperando veros doblar la esquina.
La mesa estaba puesta y entonces llamó B, tu hija, la luz de tus ojos, tu "sapita". Nos dijo que te habías mareado y que te habían llevado al hospital, a escasos 500 metros de tu casa.
Mis padres salieron para allá, mi hermano y yo nos quedamos a esperar, con la mesa puesta.
Al poco rato papá llamó, te había dado un infarto, estabas dentro, nos pusimos el abrigo y salimos para allá. Cuando llegamos A, tu mujer estaba en la puerta, me abrazaba y me decía "se va, se va", y yo le insistía, no, ten fe, si sigue dentro es que algo le hacen, entonces la llamaron en voz alta, te habías ido, para siempre.
Pagué mi rabia a patadas contra la pared, abrazaba a tu sapita y llorabamos incrédulas.
Aún hoy a ratos no lo creo, me parece que voy a verte aparecer al doblar la esquina.
Pero la vida pasa y son ya dieciséis años. N se casó en septiembre, te va a hacer abuelo en breve, pero eso a lo sabes, te echamos mucho de menos en su boda, ya sabes que utilizó tu alianza, fue un detalle precioso. A, tu hijo mayor es el que no levanta cabeza, tiene un caracter más difícil y se cargó innecesariamente con toda la responsabilidad de la casa.
A, tu mujer, siguió con si vida que nunca ha vuelto a ser la misma, las pastillas que toma diariamente le ayudan a seguir adelante.
En fin Esteban que te fuiste demasiado pronto y que desde entonces, cada 13 de marzo llueve en mi corazón aunque brille el sol.

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